viernes, 18 de septiembre de 2009

CARSTENS HACE EL OSO EN SAN LAZARO

Crónica de un fracaso anunciado

Estallan las risas
Inconformidades de las bancadas
Declaraciones “de peso”
La daga en la herida


México DF, septiembre del 2009.- El 15 de septiembre, Agustín Carstens, defendió, de manera muy fallida, el paquete fiscal propuesto para el 2010.

Nuestro sobrealimentado Secretario de Hacienda comenzó con el pie izquierdo, más bien, con la mano izquierda, cuando tuvo que protestar tres veces a decir verdad; en la primera no sabía ni para dónde voltear y le dio la espalda al pleno; la segunda levantó la mano izquierda; a la tercera entendió que era con la derecha, aunque sea uno zurdo.

Sus errores dieron pié a la risa de todos los ahí presentes, pero minutos después, el ambiente se tornó pesado y hostil, y ¿cómo no? si el único propósito de la visita de Carstens era el defender sus disparatadas ocurrencias económicas.

Era evidente el rechazo de todas las bancadas, excepto la de PAN obviamente, por lo que cada vez que el Secretario de Hacienda abría la boca para explicar el paquete económico se escuchaban murmullos de descontento y burla.

“No queremos cobrar impuestos a los pobres, sino usar la capacidad del Estado para redistribuir los recursos a favor de ellos.” Declaró. También insistió en numerosas ocasiones en que el Estado garantizará el uso correcto de cada centavo recaudado gracias al nuevo gravamen del 2% al consumo.

Con respecto a la desaparición de las tres secretarías y al despido de los diez mil empleados que las conformaban dijo:
“Es algo que lamento mucho, pero no podemos pretender vivir en una ficción en la que se le exija al gobierno reducir su tamaño sin que haya pérdida de empleos” ¿Qué no Calderón prometió en campaña que iba a ser el presidente del empleo? ¿Qué no dijo que no sólo quería crear empleos, si no las condiciones necesarias para conservarlos? Lógicamente esto lo pudo haber logrado de haber llevado una administración más o menos decente y medianamente organizada.

Mientras más palabras salían de la regordeta boca de Agustín Carstens, más pancartas se leían en las bancadas opositoras con leyendas alusivas al rechazo del 2% en alimentos y medicinas.

El descontento estalló cuando, refiriéndose al aumento del 4% en tarifas a todas las telecomunicaciones dijo: “tiene capacidad de aguantar una carga tributaria y no será un inhibidor a su crecimiento, dada la demanda inelástica que tiene y dada la tasa baja que se propone”. De acuerdo a ésta declaración, los frijoles, huevos, y demás productos de la canasta básica tampoco se verán inhibidos en consumo después de aumentar el 2%, debido a la demanda que tienen, o sea, por que la gente tiene la mala costumbre de comer todos los días.

Recalcó que por cada peso que se recaude por medio de los nuevos impuestos, los mexicanos veremos reflejados diez en programas de apoyo social, y que hasta tiene encuestas que sostienen que la mayoría de los compatriotas están dispuestos a ser “solidarios” con los que menos tienen y que no les importaría pagar el 2% al consumo.

No sé ustedes, pero yo, sin duda, no fui una de las encuestadas.

Ya para finalizar el evento, los líderes de las diferentes bancadas pudieron pasar al micrófono y dar su punto de vista. El más cruel fue el del priísta Lerdo de Tejada: “La elección del 5 de julio fue clara: la gente confía más en nosotros que en el Presidente y su partido.”

Su comentario provocó los aplausos de unos y los chiflidos de otros, pero sin duda alguna, la daga hubiera llegado al corazón de Carstens, de no ser por las numerosas capas de grasa que lo rodean.



Montserrat Alquicira
- Reportera

0 comentarios: