Arrastrados por una inmensa ola publicitaria de artículos tecnológicos que presumen tener la virtud de mejorarnos la vida, los mexicanos hemos caído en la absurda idea de que esto es real, basándonos en que si todo el mundo lo ocupa es necesario tenerlo, si todo el mundo lo dice es verdadero y si todo el mundo lo padece es normal.
Entrar en pánico por el hecho de haber olvidado el celular en la casa, está cabrón, sintiendo que te quitan la capacidad de comunicarte con el mundo cuando en realidad ni siquiera tienes crédito en tu celular y generalmente cuando te marcan no contestas, es más, hasta hace unos 8 años atrás nunca te había hecho falta este singular aparato.
Tu contacto con la sociedad se ha reducido a etiquetar en Facebook todas las fotografías que has tomado, hacerte de uno que otro chisme y comentar los resultados de los tests piteros que acabas de responder.
La necesidad de comunicarte en chinga y economizar en palabras ha dado como resultado la deformación de nuestro lenguaje, ptm no entiendo xq kda q usamos msn la gnt escribe así, d dnd sakron esa mmda, :) :D XD.
En ocasiones muchos de nosotros hemos llegado a la conclusión de que nuestra computadora tiene vida propia, y que incluso tiene un convenio con nuestra impresora para hacernos la vida imposible, quizás este síntoma no sea realmente un principio de esquizofrenia, pero probablemente expone un poco el estado de nuestra salud mental.
Hace unos cuatro meses sucedió que el sistema de Gmail se cayó por un par de horas, el resultado, medio mundo se quería volver loco, como si esta fuese la única forma de comunicarse, incluso para enviar archivos en Internet existen miles de formas de hacerlo fuera del correo electrónico, horas más tarde el equipo de Gmail pronunció una disculpa a todos sus usuarios, consciente de los daños que pudo causar el deceso temporal de su servicios.
Para vender más, es necesario que los nuevos aparatos exijan un mínimo de esfuerzo para que los usuarios, casi con retrazo mental, puedan hacer uso de las funciones del mismo, tal es el caso de las nuevas cámaras fotográficas, que la misma cámara tiene detección de rostros y sonrisas, como si el sujeto detrás de la cámara no tuviera ni la más minima idea de cómo luce una persona alegre.
Es cierto que la tecnología nos facilita la vida, pero en algunas ocasiones exageramos, colgándonos de las comodidades que nos ofrecen estos gadgets, manteniendo nuestra actividad mental al mínimo requerido para el manejo de estos aparatos, subrayo, no se trata de hacerlos a un lado, únicamente se trata de regular el uso y la dependencia que les damos.
Juan José González
- Reportero
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